El 28% de los alumnos falta a clase sin justificación al menos una vez
cada 15 días
La tasa supone el doble que la media de la OCDE
Fuente: EL PAÍS - Elisa Silió -
9 FEB 2014 - CET
Los niños españoles son tan puntuales en
clase como la media de los países de Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), pero más absentistas. Casi el doble. El 28% de
los alumnos de 15 años declara haber faltado uno o más días a clase sin
justificar en las dos semanas previas a la evaluación de las pruebas de PISA, frente a una
media del 15% en la OCDE, según muestran los datos de esa evaluación anual.
¿Pasa factura ese absentismo al rendimiento académico? Indudablemente sí,
aunque hay más factores. En las pruebas PISA se observan hasta 93 puntos —el
equivalente a dos años completos de escolarización— de diferencia en los
resultados en matemáticas entre los que se saltan la mitad de las clases y los
que no.
Esta ausencia de las aulas afecta de forma
negativa no solo por las lecciones perdidas, sino porque denota una total
desmotivación, opinó Andreas Schleicher, director del Informe PISA, en la XVIII
Semana de la Educación de la Fundación Santillana. “El alumno se pregunta:
‘¿Por qué tengo que atender a eso y no estoy haciendo otras cosas?’ Es difícil
captar su interés cuando Internet te abre ventanas a todas partes”, subrayó en
las jornadas el sociólogo Mariano Fernández-Enguita. Ello explica, en su
opinión, que hayan subido las tasas de déficit de atención por hiperactividad.
“Pero es casi imposible irse de la escuela. Se enfadan los padres, se pierde a
los amigos… Y, sin irse, registramos el absentismo interior. Alumnos que están
sin estar”, prosiguió.
La impuntualidad, en cambio, baja cinco
puntos en esos nueve años de PISA. En las últimas pruebas, el 34% de los
españoles dijo haber llegado tarde al menos una vez en las últimas dos semanas,
en la media de la OCDE (35%). La diferencia en la calificación de matemáticas
es de 47 puntos, más de un curso, para quien se retrasa al menos la mitad de
los días.
Las diferencias entre regiones son grandes.
En País Vasco y Galicia había llegado fuera de hora el 53% de los alumnos en
esas dos semanas previas a la evaluación de las habilidades de los estudiantes
que la OCDE lleva a cabo cada año; mientras que en Baleares tan solo lo hizo un
17%. La incidencia de la impuntualidad en los resultados del informe PISA es
cada mayor.
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Fuente: OCDE/EL PAÍS |
En entornos humildes y de escasa preparación
—en los que las expectativas de estudios de los padres no son altas—, la
tardanza o el absentismo es ocho puntos porcentuales mayor. Diversos estudios
indican, de hecho, que los hijos de trabajadores no cualificados tienen el
triple de riesgo de fracaso que los de universitarios.
Schleicher, en su documento básico
Fortalezas y debilidades de la educación española, que presentó en la Semana de
la Educación de Santillana, lamenta que en España los directores sean más
permisivos con las malas conductas —la impuntualidad y el absentismo se
califican de faltas leves si no son reiterados— que en el resto de la OCDE. Y,
en casos más graves, el director de PISA remarca diferencias con el resto: “El
20% de los españoles asiste a centros escolares cuyo director indicó que el
acoso escolar afecta al aprendizaje, en comparación con el 32% de la OCDE”.
Para atraer a clase a los alumnos aburridos,
el ministro José Ignacio Wert reclama “complicidad a la comunidad educativa”
con el objetivo de crear en la Red “entornos personalizados de aprendizaje” que
se adapten a los nuevos tiempos. El absentismo está muy unido a los
repetidores. Estos faltan 226 horas en primer ciclo de ESO, según la Fundación
La Caixa. “La repetición es el retraso de la detección precoz de las
dificultades de aprendizaje”, reflexionó Wert en las jornadas.
¿Se consiente demasiado en España? “Me quedo
hasta tarde chateando con mis amigos y se me pegan las sábanas”, cuenta Andrea,
de 16 años, alumna de un centro público de Madrid. “Aunque mi madre me mete
prisa, me retraso, pero como a primera hora me dejan entrar diez minutos tarde…
A veces hasta 15”, sigue la estudiante, que empezó a retrasarse cuando sus
padres dejaron de llevarla a clase. A su lado, Antonio recuerda el día que no
le dejaron hacer un examen. “Entré 10 minutos tarde y la profesora me dijo que
estaba suspendido, que debía aprender a ser puntual, que uno no puede llegar
tarde al trabajo”.
Un problema mayor es el de los absentistas
durante largas temporadas, práctica minoritaria (menos del 1%) pero ilegal: la
escolarización es obligatoria hasta los 16 años. En Madrid son unos 4.000 los
ausentes crónicos, de ellos más de la mitad eran de etnia gitana el pasado
curso. Un especial apego al centro es clave para que este colectivo no deje el
aula. Por eso, Madrid desistió el pasado curso en su idea de cerrar un colegio
de fuerte presencia gitana: cabía el riesgo de que no acudiesen al nuevo
centro. En Andalucía, por su parte, 16.000 niños están en un programa que busca
frenar el absentismo. “El problema es que es un sistema educativo muy rígido,
que expulsa personas con facilidad y recoge con dificultad”, concluye la
exministra Mercedes Cabrera.
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