Los buenos datos de la educación diferenciada inglesa
Fuente: Aceprensa
A finales de agosto se
publicaron los resultados
de los
exámenes GCSE, una prueba que los estudiantes ingleses de 16 años realizan al
terminar la etapa de educación secundaria obligatoria.
Como es habitual, los
primeros puestos en el ranking de colegios han sido copados mayoritariamente
por las grammar schools (centros que seleccionan a su alumnado fundamentalmente
en función de su rendimiento académico previo). Siete de los diez primeros colegios
del sistema público son de educación diferenciada.
La presencia de una gran
proporción de centros de educación diferenciada entre los mejor calificados
debe ser analizada según diferentes contextos. Por ejemplo, en el caso de los
centros privados –no solo independientes en el currículum, como las academies
o las gramar schools, sino que además se financian sin dinero
público–, resulta muy significativo que 21 de los 25 mejores colegios sean solo
de chicos o de chicas, cuando este tipo de centros solo representan algo más
del 10% de la red privada. No obstante, habría que comparar las tasas exigidas
de media en los colegios mixtos y en los diferenciados, para saber si el precio
selecciona un tipo de alumnado diferente para cada tipo de centro privado
(dentro de que cualquier colegio privado ya selecciona a estudiantes de clase
media alta o alta).
En el caso de las
escuelas públicas –state schools–, donde el dinero ya no es un factor “elitista”,
también 15 de las 25 mejores son de educación diferenciada (que apenas representan
un 2% del total). Esto contradice uno de los argumentos favoritos de los
detractores de este modelo: que sus buenos resultados se deben simplemente a la
clase social de sus alumnos.
Hay 7 colegios de
enseñanza diferenciada entre los 10 mejores públicos, y 21 entre los 25 mejores
privados
Sin embargo, el factor
académico sí aparece claramente reflejado en los resultados de la GCSE, y
afecta tanto a las escuelas mixtas como a las single-sex. Los diez mejores
colegios públicos son grammar schools –siete de educación diferenciada y
tres mixtos–, y entre los 50 mejores solo hay seis escuelas no selectivas (comprehensive
schools).
Así pues, aunque no
pueda decirse que los colegios de educación diferenciada cosechan unos resultados
mucho mejores que los mixtos (salvo en el grupo de los colegios privados), sí
se puede concluir que este modelo de enseñanza no es un hándicap para los
alumnos, sino más bien lo contrario.
También se puede
señalar, a la vista del éxito de las grammar schools, que el filtro
académico para acceder a las escuelas selectivas funciona realmente como un
elemento predictivo muy fiable sobre el futuro rendimiento de los alumnos, ya sea
en colegios mixtos o separados.
Además, cabe hacer otra
reflexión: si más del 70% de las grammar schools, las escuelas con más demanda,
optan por la educación diferenciada es porque consideran que es un modelo
válido. La respuesta favorable de los padres, si no lo confirma
científicamente, al menos sí aporta un poderoso argumento sociológico a favor
de estos centros, cuya existencia no se cuestiona en UK.
Como señalaba Christina
Hoff Summers –experta en educción diferenciada y autora de un libro en su defensa–
en un reciente debate
organizado
por el American Enterprise Institute, la evidencia científica sobre el tema no
es concluyente, pues resulta difícil separar el factor de la separación por
sexos de otros como la procedencia social del alumnado o incluso la cultura de cada
país; pero tampoco es unívoca la investigación sobre otras controversias
educativas como el número de días lectivos o el tamaño de las clases, y sin
embargo a nadie se le ha ocurrido pedir el cierre de los colegios que optan por
cualquiera de las modalidades.
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