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martes, 13 de agosto de 2013

Cómo reaccionar ante el autismo y ayudar a un niño con trastornos de desarrollo

Fuente: Aulaplaneta.com


El diagnóstico de autismo, que afecta a 1 de cada 150 niños, puede suponer un importante impacto en la familia. Pero saber aceptarlo y reaccionar de forma adecuada ayudará a que el pequeño y los que le rodean puedan afrontar la situación y enfrentarse a los retos que les impondrá la vida a partir de ese momento.

Es importante explicar que el autismo o Trastorno del Espectro del Autismo (TAE) no es una enfermedad como tal, sino un trastorno en el desarrollo derivado de un problema neurológico y que influye en el funcionamiento del cerebro, en la comunicación, la socialización, la conducta y la integración sensorial. Sus efectos varían en intensidad y forma según cada caso, pero en general se plasman en dificultad de interacción social, problemas para comunicarse y algunos patrones de comportamientos restringidos y repetitivos.

Y ADEMÁS, LA DISCRIMINACIÓN

A estos problemas que sufre la persona con autismo en su relación con el mundo se suman la estigmatización y la discriminación, que siguen siendo un obstáculo para su diagnóstico y para su tratamiento. Por eso es importante que, como padre o madre, aceptes la condición de tu hijo, recurras a los especialistas adecuados y le ayudes a disfrutar de una vida plena.
Como hemos explicado, aun habiéndose diagnosticado como tal, el autismo puede desarrollarse de formas muy diferentes en cada niño y evolucionar con el tiempo. Por eso cada caso deberá ser estudiado por un especialista, que elegirá las terapias más adecuadas. Pero hay algunos consejos y recomendaciones generales como los siguientes, que pueden ayudar a tu hijo a desarrollarse y ganar independencia y, a ti, a entablar una mejor relación con él.

SIETE CONSEJOS

1. Detecta las señales. La detección y atención temprana, con estimulación y educación adaptadas, son muy importantes en el autismo. Debes estar atento ante síntomas que aparecen entre los 12 meses y los 3 años y que incluyen retrasos en el lenguaje, movimientos repetitivos, ausencia de respuesta ante órdenes sencillas, aparente falta de atención o interacción extraña con los que le rodean y con los objetos.

2. Ante la duda, consulta. Si sospechas que el desarrollo de tu hijo no es el adecuado, habla con el pediatra, que te derivará a un psiquiatra infantil. Él será el encargado de realizar las pruebas necesarias para diagnosticar si existe un trastorno del desarrollo.

3. Afróntalo y pide ayuda. Tras el diagnóstico es normal que sientas incredulidad o culpabilidad, pero recuerda que el problema de tu hijo en ningún caso es culpa tuya. Recurre a los especialistas que consideres oportunos para pedir una segunda opinión, pero si el diagnóstico es definitivo, mantén la calma, asúmelo y toma medidas. También puedes acudir a la asociación de autismo más cercana, donde te informarán y orientarán. El psiquiatra ayudará a tu hijo, pero también a ti y al resto de la familia, por ejemplo, a los hermanos.

4. Infórmate. El desconocimiento siempre genera más miedo que la información. Cuanto más conozcas el problema que tiene tu hijo, mejor le entenderás y podrás ayudarle.

5. Apoya y quiere a tu hijo. Es muy importante que los padres alienten y apoyen a un niño autista, acompañándole con amor en su camino para adquirir y desarrollar las destrezas necesarias para la vida. También el psiquiatra puede ser de gran ayuda en este ámbito, ya que te enseñará a solucionar los problemas emocionales que se derivan de convivir con un niño autista y te ayudará a crear un ambiente adecuado para su desarrollo.

6. Piensa en el día a día. Motiva a tu hijo en cada paso, no le presiones ni te obsesiones con el futuro. Céntrate en el presente, en sus necesidades actuales y en cómo ayudarle a superar las dificultades conforme vayan surgiendo. Ten en cuenta todo lo que puede hacer en vez de pensar en aquello de lo que no es capaz.

7. Transmítele tranquilidad y orden. La organización, la claridad, la calma y todo lo que contribuya a ordenar el mundo de tu hijo, sin presiones ni cambios bruscos, le ayudará a sentirse seguro. Habla despacio, ten paciencia y procura sentirte bien para que tu hijo también se sienta bien.

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