La tartamudez afecta al 2% de los
adultos y al 5% de los niños y es más numerosa en hombres que en mujeres Esta
patología no tiene cura pero sí técnicas que ayudan a que el efecto del
trastorno sea más leve
Málaga hoy | Elisa
Moreno | Actualizado 22.10.2013
Hay grandes oradores tartamudos que logran disimular su
trastorno durante su discurso sin que el interlocutor sea capaz de percatarse
de que lo es. El monarca Jorge VI, en la película El discurso del rey (The
King's Speech, 2010), es un ejemplo de ello. "Esta película ha hecho
ver a los tartamudos que pueden llegar hasta donde se lo propongan, y tienen
que saber que mediante una rehabilitación pueden llegar a hablar como el resto
a través de una serie de técnicas que utilizan al hablar", expresó Carmina
Martín, decana del Colegio de Logopedas de Andalucía. Y precisamente este es el
mensaje que quiere dejar claro con motivo del Día Internacional del Tartamudo
que se celebra cada año el 22 de octubre.
Esta patología afecta al 2% de los adultos y al 5% de los niños. No obstante,
Martín prefiere hablar de prevención en el caso de los más pequeños, puesto que
para que la tartamudez esté instaurada estos deben tener al menos 5 años o más.
"Normalmente entre los 2 y 5 años se trata de problemas de fluidez e
inseguridad en su lenguaje, están empezando a hablar y es normal que sufran
bloqueos", explicó. En estos casos los padres juegan un papel fundamental
en la rehabilitación del niño. "Nunca se les puede pedir que hablen más
despacio, hablar por ellos, decirles que así no se habla u ofrecerles un premio
si lo dicen bien. Tienen un ritmo y hay que respetarlo, tienen que estar en un
ambiente tranquilo y no tienen que darse cuenta de esto", añadió.
En España, aproximadamente 800.000 personas son tartamudas, una patología que
afecta más a hombres que a mujeres. Un trastorno del lenguaje que no tiene cura
pero sí técnicas que ayudan a que el efecto de la tartamudez sea más leve. No
obstante, se trata de una enfermedad cíclica, que puede aparecer y desaparecer
en tiempos variables. Aún así, hay quien busca sus propios trucos para cuando
sufre una situación de bloqueo en determinadas ocasiones o ante determinadas
personas, como hablar más rápido o bajar el tono de voz. Por su parte, Martín
recomienda hablar despacio pero, sobre todo, leer mucho, puesto que una de las
formas de no bloquearse es teniendo suficiente vocabulario como para sustituir
unas palabras por otras. Además, el ritmo del lenguaje también influye a la
hora de evitar el bloqueo al comunicarse, por eso las personas que sufren esta
enfermedad no tartamudean cantando, al igual que tampoco lo hacen cuando hablan
consigo mismo. "Se trata de un problema de inseguridad. Que un paciente
deje de tartamudear delante del logopeda es fácil por la relación de seguridad
que se ha creado entre ambos, lo difícil es trasladar esas técnicas a la
calle", apostilló Martín.
Aunque se desconoce el origen de esta enfermedad, que en ocasiones podría estar
ligado a grandes cambios o traumas, sí cuenta con un factor genético, con lo
que se trata de una patología hereditaria. Además, en ocasiones influye tanto
en la personalidad de los pacientes que "se vuelven introvertidos, e
incluso les influye a la hora de elegir una carrera universitaria por aquella
donde la comunicación y el lenguaje no estén tan presentes", explicó
Martín.
Por otra parte, Martín critica que en la sanidad pública el número de logopedas
continúa siendo insuficiente. Según datos de 2011, en los centros públicos sólo
había un logopeda por cada 443.000 habitantes, mientras que asegura que la
relación debería ser de 33 por cada 10.000 habitantes.
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