ABC / MANUEL
TRILLO / MADRID / 05/12/2013
Los polacos han mejorado notablemente sus resultados
en el informe PISA tras reformas que incluyen «reválidas», más autonomía de los
centros escolares e incentivos a los profesores.
El último informe PISA ha demostrado el éxito de las
reformas educativas aplicadas por un país europeo, de tamaño similar al de
España, de las que nuestras autoridades han tomado buena nota: Polonia.
Sus resultados se sitúan por encima de la media de la
OCDE, tanto en matemáticas como en lectura y ciencias, habiendo
experimentado importantes mejoras a lo largo de los años en las tres
categorías. En la primera de ellas, matemáticas, ha pasado de 490 puntos en
2003 a 518 en 2012, colocándose en el puesto 14º entre los 65 países incluidos
en el informe.
En lectura, ha pasado de 479 puntos en 2000 a 518 en la
última evaluación, situándose décimo en la lista, y en ciencias ha alcanzado el
noveno puesto, con 526 frente a los 498 del año 2006. Además, en las tres
evaluaciones, Polonia ha incrementado notablemente el porcentaje de alumnos
excelentes al tiempo que ha reducido el de estudiantes rezagados.
Las
reformas de 1999 y 2009
El éxito de este antiguo país excomunista, según apunta
la propia OCDE en su informe, hay que encontrarlas en las dos grandes reformas
que ha acometido en su sistema educativo, una en 1999 y otra diez años después.
Al caer el telón de acero en 1989, el nuevo régimen
democrático se esforzó por despojar a la educación de la carga ideológica impuesta
desde los tiempos de Stalin. Sin embargo, en lo demás, se mantuvo lastrada por
las viejas estructuras del sistema comunista.
La
reforma de 1999 buscaba elevar el nivel educativo de la era comunista
Para
elevar la calidad educativa, ampliar el número de personas con estudios
secundarios y superiores y garantizar la igualdad de oportunidades, en 1999 se
puso en marcha una amplia reforma estructural. Además, como recuerda la OCDE,
los cambios educativos eran parte de una batería de modificaciones más amplia,
que incluía la reducción de las regiones administrativas de 49 a 16 y reformas
en el sistema sanitario y de pensiones.
La reforma polaca de 1999 dio una mayor responsabilidad
en materia educativa a las autoridades locales, al tiempo que reorganizaba la
red escolar, modificaba los métodos administrativos y de supervisión; cambiaba
el currículo; introducía un nuevo sistema centralizado de exámenes;
reorganizaba la financiación de los centros escolares a través de subvenciones
a los gobiernos locales, y ofrecía nuevos incentivos al profesorado, como
itinerarios de promoción alternativos y la revisión de sus remuneraciones.
Una
nueva secundaria
El gran cambio en la arquitectura del sistema fue pasar
de una estructura en la que había ocho años de enseñanza primaria, seguidos de
cuatro o cinco de secundaria o de tres de formación profesional, a otra que
responde al esquema 6+3+3. Es decir, sólo seis años de primaria, otros tres de
una nueva secundaria inferior obligatoria llamada «gimnasio», y otros
tres de secundaria superior (también pueden ser cuatro) o de formación
profesional básica. Esta nueva estructura permite extender un año el periodo de
educación general, con un núcleo común de contenidos y los mismos estándares
para todos los estudiantes.
Más
autonomía para los centros
El nuevo concepto de currículo básico proporciona a los
centros escolares más margen para crear sus propios contenidos a partir de un
marco general, combinando la transmisión de conocimiento con el desarrollo de
habilidades y la formación de actitudes. «En lugar de seguir pasivamente las
instrucciones de las autoridades educativas, se espera de los profesores que
desarrollen su propio estilo de enseñanza, que puede ser adaptado a las
necesidades de sus alumnos», destaca el informe PISA.
Sistema
de «reválidas»
Pero esta mayor autonomía requirió poner al mismo tiempo
en marcha de un sistema de recogida de información y control del sistema, en el
que al final de cada etapa educativa (primaria y las dos de enseñanza
secundaria) se somete a los estudiantes a evaluaciones nacionales
estandarizadas, lo que en España se ha venido a llamar «reválidas». El
resultado del examen al concluir la secundaria inferior, el «gimnasio», se
utiliza junto con las notas de los alumnos para la admisión a las escuelas
de secundaria superior. A su vez, la «reválida» al final de la secundaria
superior sirve para acceder a la universidad.
La
OCDE destaca que las «reválidas» incentivaron a los alumnos
La
introducción de estas evaluaciones nacionales «no sólo proporcionó la
oportunidad de controlar los resultados del aprendizaje, sino que cambió los
incentivos para alumnos y profesores», al enviar «una clara señal a los
estudiantes de que su éxito dependía directamente de sus resultados evaluados
externamente, e hizo posible valorar a los profesores y las escuelas en una
escala comparable en todo el país».
Descentralización
del sistema
En Polonia, donde no existe un estado autonómico como en
España, los gobiernos locales pasaron a desempeñar un papel importante,
siéndoles transferidos los fondos escolares en función de los
estudiantes.
Incentivos
a los profesores
Asimismo, para los profesores se estableció un nuevo
sistema de desarrollo profesional y de evaluación de los docentes, que elevaba
los requisitos pero también ofrecía unas remuneraciones acordes con su
tarea.
Modificación
de las asignaturas en 2009
En 2009 se amplió la reforma, modificando de nuevo el
currículo básico hacia habilidades y competencias transversales,
centrándolo más en la experimentación, la investigación científica, la
resolución de problemas, el razonamiento y la colaboración. Además, también se
reformaron los programas de formación profesional.
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