Día 09/06/2013
Las recientes declaraciones del rector
de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, sobre las
solicitudes de becas denegadas por parte del Ministerio de Educación en el
curso 2012-13, han vuelto a encender el debate sobre la filosofía de fondo de
estas ayudas. La Hispalense señala que han sido 29.423, del total
de 65.000 estudiantes de esta institución, los universitarios que han
solicitado becas, un número ligeramente superior al del curso anterior que
fue de 29.076.
Del total de solicitudes, 13.607
han resultado denegadas, lo que viene a representar en torno a un 18%
menos de becas concedidas que el año pasado en el mismo periodo y a lo
largo de un proceso que, si por algo se caracteriza, es por su complejidad.
Aunque los responsables universitarios hacen especial hincapié en la
provisionalidad de los datos, han sido del orden de 7.000 las
solicitudes rechazadas por no cumplir los requisitos académicos necesarios
para una beca del Ministerio, que establecía, para el primer curso, acreditar
una nota de acceso a la Universidad de 5,5 puntos (con
exclusión de la calificación obtenida en la fase específica), así como haber
superado un porcentaje de los créditos matriculados el curso
anterior para optar a beca en segundo y posteriores cursos de grado. Los
porcentajes en este último supuesto oscilaban entre el 65% para las enseñanzas
de Arquitectura e Ingeniería y el 90% para las del área de Arte y Humanidades y
Ciencias Sociales y Jurídicas.
Desde la Universidad de Sevilla se
atribuye a un «endurecimiento» de los requisitos académicos
(los umbrales de renta y patrimonio se han mantenido) el incremento de las
denegaciones, si bien se han presentado algo más de 400 recursos (en
la convocatoria del 2011-12 fueron un millar) ante el Ministerio, que están pendientes
aún de resolución, al margen del total de solicitudes ya rechazadas.
Retrasar pagos
Es a partir de ahora cuando la
Hispalense comienza a reclamar el cobro de los créditos en primera matrícula a
quienes se han quedado sin ayuda del Estado, ya que, a diferencia de otras
universidades, en ésta si un alumno aparece a la hora de matricularse en
septiembre como solicitante de beca se le exime de pago hasta
que el Ministerio resuelve la convocatoria del curso, lo que no deja de ser
para algunos una forma de retrasar los pagos correspondientes y
hasta de, dado el caso, llegar a anular la matrícula del curso.
Actualmente el proceso se concentra en
las secretarías de los distintos centros, desde donde se contacta con los
alumnos para demandarles el abono de sus cantidades. El cierre de esta fase
arrojará, previsiblemente, una nueva cifra que contribuirá a aumentar el número
de matrículas anuladas hasta la fecha, que son 2.500 (300
más que durante todo el curso anterior). Esta cantidad sólo hace referencia
a los alumnos, no solicitantes de becas, que desde septiembre pasado no han
pagado los recibos pertinentes (se puede hacer en uno o en dos plazos).
Ayudas de la universidad
Pero no todos han de sufrir
necesariamente las consecuencias que conlleva una anulación. De hecho, desde el
Vicerrectorado de Estudiantes, su responsable, Julia de la Fuente, asegura que
ya están «en alerta» ante lo que pueda suceder. «Nuestro objetivo
final es que nadie tenga que abandonar los estudios por motivos económicos»,
señala la vicerrectora, quien trae a colación algunas de las iniciativas con
las que cuenta la Hispalense para tal fin. Una de ellas se concreta en una convocatoria
de ayudas propias, en colaboración con la Junta de Andalucía, por la que se
destinan más de 700.000 euros para becas a alumnos de grado y master que no han
podido acceder a una ayuda del Ministerio por requisitos académicos.
Una convocatoria adicional, con un
fondo total de 190.000 euros, se dirige a «alumnos en situaciones
especiales sobrevenidas» que, por diversas circunstancias (desempleo del
cabeza de familia, fallecimiento, accidente laboral…), no pueden hacer
frente al pago de la matrícula. Hasta ahora se llevan registradas 1.200
solicitudes de estas características.
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