La falta de reformas en Infantil y Primaria puede hacer fracasar todas las mejoras de la LOMCE
Fuente: José Antonio Méndez (Alfa&Omega)
Desde hace
años, los estudios demuestran que el fracaso y el abandono escolar temprano que
laceran a los adolescentes de buena parte de Europa, y en especial de España,
se generan en los primeros años de su escolarización. Es decir, que los malos
resultados de la Secundaria, el Bachillerato y hasta la Universidad provienen
de fallos en el sistema de enseñanza de Infantil y de Primaria. Sin embargo, la
reforma educativa no contempla medidas para reformar estas etapas, y, por
tanto, la LOMCE no evita que se perpetúen las carencias en lecto-escritura,
cálculo matemático y conocimientos básicos, así como los déficits de
aprendizaje y competencias intelecto-motoras que sufren los escolares
La profesora de Matemáticas entró en el aula de
Segundo de la ESO de un instituto madrileño y expuso un problema: «Si un barco
va cargado con 18 toneladas de pescado...» Una vez expuesto el enunciado,
preguntó a los alumnos quién sabía resolverlo y, como ninguno levantó la mano,
intentó que ellos mismos le explicasen qué pedía el problema, para ayudarles a
resolver sus propios planteamientos, paso a paso: «¿De qué habla el ejercicio?»
Nada. «¿Qué situación describe?» Silencio. «¿Cuáles son los datos, las cifras
que nos da?» Nada. «¿Habla de un barco, o de qué?» Los alumnos de 2º de
Secundaria (13-14 años) no acertaban a explicarse: «No lo entendemos, profe; no
sabemos lo que nos pide el ejercicio». La conclusión era desoladora: un grupo
de estudiantes de 13 años no era capaz de comprender, no ya una fórmula
matemática, sino el significado de una frase mínimamente compleja. La anécdota
real ilustra algo que los estudios internacionales y numerosos pedagogos vienen
alertando desde hace años: el fracaso y el abandono escolar que afloran en
Secundaria se generan en las etapas anteriores de Primaria (de los 6 a los 11
años) e Infantil (de los 3 a los 6 años).
Pero, ¿por qué es tan importante esta etapa escolar?
La investigadora sueca Inger Enkvist, en su obra La
buena y la mala educación, compara experiencias pedagógicas desarrolladas
en los sistemas educativos de diferentes países y concluye que «la Primaria es
la base del futuro desarrollo del alumno», tanto en los conocimientos que se
adquieren como en las actitudes necesarias para el estudio. «Si no se aprende
en Primaria a esforzarse, a ser ordenado, a decir la verdad y a aceptar la
autoridad del maestro, es difícil que esto se aprenda más tarde», explica
Enkvist.
¿Primaria, o
elemental?
De hecho, la autora señala que sería más útil volver a
referirse a la Primaria con el término elemental, en desuso desde hace
décadas, para así destacar socialmente que lo característico de este tramo no
es que sea el primero, sino que es el que transmite los conocimientos
indispensables, elementales, para seguir aprendiendo.
Es precisamente esta importancia que tiene la
educación Infantil y Primaria en el desarrollo de los escolares, la que hace
aún más llamativa la ausencia de reformas que presenta la LOMCE para estos
tramos. Porque, si en el trámite parlamentario no se introducen cambios en este
sentido, la nueva ley elaborada por el PP mantendría casi intacta la estructura
actual, diseñada en la LOGSE y en la LOE. Y esto podría socavar cualquier
intento que se haga en Secundaria para reducir el fracaso escolar y el abandono
escolar temprano, que es el principal objetivo de la LOMCE, según se recoge en
su Declaración de Motivos. Tan es así, que fuentes cercanas al
Ministerio de Educación confirman para Alfa y Omega «la preocupación que
existe en la comunidad educativa que nos apoya, porque, si con las reformas se
va a exigir más esfuerzo a los profesores y a los centros, es absurdo que no se
incluya el trabajo de prevención del fracaso. Se va a invertir mucho dinero y
esfuerzo para que los alumnos de Secundaria logren unos objetivos, que serían
más accesibles con una buena preparación en Infantil y Primaria».
Buscar lo
que funciona
Ahora bien, para saber cómo mejorar, basta mirar a
nuestro alrededor. Porque el fracaso escolar de España no es un hecho aislado
en Europa, aunque sí lo sea nuestra demora para atajarlo.
Desde los años 80, casi todos los países del
continente adoptaron los postulados de la llamada nueva pedagogía,
nacida en Reino Unido y Escandinavia. 30 años después, el desencanto es
mayoritario. Francia es uno de los países donde más profesores de Primaria se
han empeñado en demostrar lo pernicioso que resulta aplicar en la escuela,
especialmente en Infantil y Primaria, estos postulados, que en España se
impusieron con la LOGSE de 1990 y se perpetuaron con la LOE de 2004. Así, en La
destrucción de la enseñanza elemental y sus pensadores, la maestra y
psicóloga Liliane Lurçat, autora de una docena de libros, califica de irreal
«el énfasis en la espontaneidad del alumno» y explica que resulta «más útil ver
a los niños como pequeños analfabetos, a los que hay que sacar cuanto antes de
esta situación».
Recuperar lo de siempre
En sus clases, evita caer en meros juegos de
entretenimiento e insiste en la importancia del orden, del silencio y del
respeto a las normas; enseña a los pequeños a colocar la mano y el cuerpo para
escribir, a ponerse el babi botón a botón, a ordenar el pupitre, a
organizar los ejercicios en el cuaderno... Además, los alumnos cantan, leen
cuentos clásicos, trabajan la gramática y las cifras, copian letras y textos,
escriben al dictado y, poco a poco, inventan frases y pequeñas redacciones.
Prácticas hoy denostadas por muchos maestros que, según Lurçat, prefieren
entretener a los niños con sus enseñanzas antes que enseñarles de forma
atractiva y rigurosa.
Lurçat explica la importancia de «instalar
automatismos» en lectura, escritura y manejo de cifras, así como en los
comportamientos, porque «automatizar no es igual a no pensar», sino que, de
hecho, «sólo si lo manual es automático, el cerebro está libre para las tareas
del pensamiento crítico y creativo». Por eso, denuncia que «no enseñar
lectoescritura de manera sistemática es un tipo de violencia institucional que
se ejerce contra los seres más débiles».
Recetas a la española
Doña Almudena Armijo es directora del colegio Méjico,
un centro público que, en 2008, estaba a la cola de la Comunidad de Madrid en
las pruebas CDI (Conocimientos y Destrezas Indispensables), que realizan los
alumnos de 6º, y que en 2011 pasó a ser el número uno de los más de 1.200
centros de la Comunidad, con una nota media de 9,89 en Primaria. Su receta es
sencilla: «Al ver los resultados, buscamos en qué teníamos que mejorar:
lectura, vocabulario, escritura, destrezas matemáticas y científicas..., y
empezamos a cambiar cosas, con mucho trabajo y esfuerzo». Así, iniciaron un
programa de refuerzo de la lectura, renovaron el fondo de su biblioteca y
crearon un sistema de préstamos e intercambio de libros entre los alumnos, y
también entre el personal del centro y los padres. Además, los profesores han
participado en programas de renovación docente para aplicar nuevas metodologías
en ámbitos como Matemáticas; amplían los currículos para que los alumnos sepan
más de cada materia y puedan relacionar lo que aprenden en diferentes
asignaturas; y dedican, cada año, programas específicos a determinadas áreas
científicas (astronomía, electricidad, robótica...) y culturales. Y para esto
implican a las familias: durante su Semana Cultural, abordan la geografía, la
historia, el folclore y la literatura de los países de procedencia de sus
alumnos extranjeros, y son los padres de estos alumnos quienes ejercen de profesores.
El resultado es un conocimiento más exhaustivo y ameno en Geografía e Historia
que el exigido en el currículo oficial.
En cada aula, además, hay 3 alumnos con discapacidad
motora, de los que se responsabilizan los profesores, enfermeros y fisioterapeutas...,
y sus propios compañeros. «Desde pequeños aprenden a convivir, a
responsabilizarse y a trabajar con otros y para otros. Los 90 alumnos de
integración hacen lo mismo que sus compañeros -incluso baile, teatro o música-,
y eso lo consiguen gracias a su esfuerzo y, en parte, gracias a la ayuda del
resto de niños. Y eso es muy positivo para todos, porque cuando se da
responsabilidades a los alumnos, responden». Y eso, al
final, se nota en las notas.
También el colegio concertado Sámer Calasanz, de
Valdemoro, lleva años entre los primeros puestos de las pruebas CDI, y cosecha
excelentes resultados en la ESO, Bachillerato y Selectividad. Su directora,
doña Mercedes Rojas, explica que, «para que un alumno llegue bien preparado a
la universidad, hace falta que aprenda, desde Primaria, la importancia del
orden, la disciplina y el cariño. Porque la exigencia, sin cariño, sin amor por
los niños, no fructifica. El cariño es lo que motiva el esfuerzo de los niños y
el de los profesores». En su centro, los alumnos más pequeños tienen 6 horas de
clase al día (una más de lo habitual) y cuentan con programas especiales de
audición, lenguaje, pedagogía terapéutica, y psicomotricidad en el deporte,
además de un horario de tutorías y orientación para detectar problemas
personales, sociales o familiares, que después se trabajan de forma coordinada
con los padres.
Como concluye Rojas, «Infantil y Primaria son la base
de la educación, y por eso es imprescindible que la familia, los profesores y
la Administración ayuden a imprimir en los alumnos los hábitos deseables en
todas las áreas, con responsabilidad, orden y creatividad». Porque al éxito de
los adultos se llega abrochándose el babi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario